La Universidad de Buenos Aires (UBA) se enfrenta a tiempos difíciles debido a los recortes presupuestarios impuestos por el gobierno nacional. Ante esta situación, la institución ha implementado medidas drásticas, como cortes programados de luz en áreas comunes y la prohibición de utilizar ascensores, todo ello en un intento por hacer frente a la reducción de fondos.

La Facultad de Medicina ha sido una de las primeras en aplicar este protocolo de reducción de servicios debido a la emergencia presupuestaria. Con carteles que anunciaban la disminución de los servicios básicos, las autoridades informaron que se limitaría el funcionamiento de la facultad a partir del 15 de abril. Las imágenes de la facultad sumida en la penumbra se viralizaron rápidamente en redes sociales, mostrando la difícil situación que enfrentan estudiantes y personal.
Además, la incertidumbre y la preocupación en el ámbito universitario se han incrementado, lo que ha llevado a rectores de universidades públicas de todo el país a convocar una marcha para el 23 de abril en defensa de la educación y el sistema universitario. En un comunicado conjunto, las autoridades universitarias expresaron su preocupación por la situación financiera grave que atraviesa el sistema universitario público y exigieron una respuesta urgente por parte de los poderes del Estado nacional.
El presupuesto asignado para el desarrollo de la educación superior este año es el más bajo desde 1997, lo que refleja una disminución significativa en comparación con años anteriores. Esta situación ha generado un clima de incertidumbre en las universidades, con la comunidad universitaria preocupada por el futuro de la educación superior en Argentina.