Una excavación rutinaria se transformó en una escena policial. En el número 3742 de la Avenida Congreso, barrio porteño de Coghlan, los obreros que levantan un edificio en el terreno donde alguna vez se erigió una casona —la misma donde vivió Gustavo Cerati a principios de los 2000— hallaron restos óseos humanos al desprenderse un bloque de tierra junto a una medianera. La obra se detuvo, y comenzó el misterio.

El hallazgo ocurrió el 20 de mayo, pero recién se hizo público en las últimas horas. Por disposición judicial, la investigación quedó en manos del fiscal nacional en lo criminal y correccional Martín López Perrando , quien convocó al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para colaborar en la identificación del cuerpo y esclarecer las circunstancias de su muerte.

Según fuentes judiciales, los primeros indicios apuntan a que se trata de una persona joven, menor de 30 años, de contextura física grande , y que habría sido enterrada en los años 90 . No hay aún confirmación del sexo ni de la causa de muerte, y el caso está caratulado como “averiguación de delito” .
Aunque no se sabe si fue una muerte natural o violenta, hay algo que sí está claro: enterrar restos humanos en una propiedad privada está prohibido por la ley . En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Ley 4977 es taxativa: las inhumaciones solo pueden realizarse en cementerios habilitados o mediante cremación.
“La irregularidad ya existe, sea cual sea la causa de muerte”, explicó una fuente cercana a la causa.
El terreno donde se hizo el hallazgo no es uno cualquiera. Allí estuvo la casa que habitó Gustavo Cerati entre 2001 y 2003. No era propietario: alquilaba la casona, entonces propiedad de la artista Marina Olmi , hermana del actor Boy Olmi .

En entrevistas anteriores, Marina recordó que el lugar era un punto de encuentro para músicos. Por allí pasaron nombres como Charly García, Spinetta, Hilda Lizarazu y Fito Páez . Pero la historia del lugar va más atrás: según Olmi, la casa había pertenecido anteriormente a una mujer alemana , Olga Schuddekopf , quien les dijo que en esa propiedad antes funcionaron una capilla y un geriátrico .
La casa lindera, en tanto, fue sede de la Parroquia Santa María de los Ángeles , según los registros históricos. Todo esto genera un contexto que se vuelve cada vez más complejo, y donde lo simbólico se entrelaza con lo policial.
El fiscal López Perrando detuvo la obra y dejó consigna policial hasta que el EAAF pudiera intervenir. El equipo, fundado en 1984 por el célebre antropólogo Clyde Snow , ha trabajado durante décadas en la identificación de desaparecidos de la dictadura militar, pero también colabora en investigaciones criminales contemporáneas.
“El análisis de los huesos permite establecer sexo, edad aproximada, estatura, patologías y si hubo lesiones perimortem. Pero no se puede establecer la fecha exacta de muerte”, explican fuentes del EAAF.
Sí será posible obtener ADN de los restos, lo que abrirá la puerta a una eventual identificación genética si se dispone de muestras comparativas. La clave, entonces, podría estar en bases de datos de personas desaparecidas o en alguna denuncia de años atrás que resurja ahora, con renovado sentido.