En medio de una crisis de producción que ha afectado a la industria del entretenimiento en California, el productor Jonathan Nolan —conocido por “Westworld” y ahora “Fallout”— encabeza un movimiento para que el estado apruebe $750 millones en créditos fiscales destinados a atraer de nuevo los rodajes de cine y televisión. Aunque la iniciativa busca reactivar miles de empleos locales, no todos están convencidos de que el dinero de los contribuyentes deba usarse para este fin.

Durante años, California ha visto cómo la producción se trasladaba a otros estados y países con incentivos fiscales más atractivos. Nueva York, por ejemplo, ofrece un reembolso del 30% sin tope presupuestario por producción, mientras que California cubre solo el 20% y limita la ayuda a $100 millones por proyecto. Nolan trasladó recientemente la filmación de la segunda temporada de “Fallout” a Santa Clarita, al norte de Los Ángeles, motivado por un reembolso de $25 millones. Aun así, admitió que filmar en California fue más caro que hacerlo en Brooklyn, lo que lo obligó a recortar 18 días del cronograma.

El proyecto cuenta con apoyo bipartidista. Legisladores como Ben Allen (demócrata) y Suzette Valladares (republicana) visitaron el set para ver de primera mano el impacto laboral de una gran producción. Según Valladares, este tipo de incentivos puede representar 700,000 empleos y $600 mil millones en nómina para el estado. Actores como Walton Goggins también se sumaron al llamado, resaltando que la industria audiovisual es parte vital de la identidad económica de Los Ángeles.
Sin embargo, muchas voces se alzan en contra. Una de las críticas más frecuentes viene de ciudadanos que cuestionan por qué sus impuestos deben beneficiar a una industria cuyos actores y directores más famosos ganan millones por película. Como escribió un comentarista en redes: “Me encantan las películas. Pero mis impuestos no deberían usarse para apoyar a una industria donde una estrella gana más en una película de lo que yo gano en toda mi vida”. Algunos proponen que se reduzcan universalmente los salarios de las estrellas a uno o dos millones por proyecto antes de hablar de subsidios públicos.
Cabe destacar que el crédito fiscal de California no cubre los salarios de actores y directores, una medida pensada justamente para evitar subsidiar los sueldos más elevados. Los incentivos están orientados a estimular la contratación de personal técnico y artístico local, además de promover la inversión en infraestructura audiovisual dentro del estado.
Aún así, el debate es complejo. ¿Debe el gobierno subsidiar una industria millonaria si eso genera empleos locales? ¿O debería priorizar otros sectores con mayor impacto social, como salud o educación? ¿Qué condiciones deberían exigirse a cambio de estos fondos? Por ahora, el proyecto de ley avanza en la Legislatura de California, mientras Hollywood mira de cerca —y los contribuyentes también.
Me parece interesante la propuesta de Jonathan Nolan para reactivar la industria del entretenimiento en California, pero no estoy del todo convencido de que sea la mejor solución. ¿Realmente es justo que los contribuyentes financien una industria que ya genera grandes ganancias? Por otro lado, es innegable el impacto positivo que tendría en el empleo local y en la economía del estado. Sin embargo, ¿no deberían buscarse alternativas que no dependan tanto de los fondos públicos? Me pregunto si hay otras formas de atraer producciones sin recurrir a créditos fiscales. ¿Qué opinas sobre el equilibrio entre el beneficio económico y el uso de los impuestos? ¿Crees que esta medida realmente ayudará a largo plazo o solo es un parche temporal?