La esperada apertura de la gira “Celebration” de Madonna en Norteamérica tuvo un comienzo inusual cuando la legendaria cantante llegó con un retraso considerable al Barclays Center en Brooklyn. Lo que debía ser un espectáculo puntual a las 8:30 p. m. se convirtió en una espera agónica para los fans que se congregaron en el evento.
Los ánimos se agitaron cuando el reloj marcó las 10:30 p. m. y Madonna aún no se había presentado en el escenario. Los fanáticos, impacientes y frustrados, recurrieron a las redes sociales para expresar su descontento, algunos calificando la tardanza como una falta de respeto hacia el público.
Los reportes sobre problemas de audio retrasaron aún más el tan esperado inicio del espectáculo. Finalmente, Madonna hizo su entrada triunfal alrededor de las 10:45 p. m., más de dos horas después del horario previsto.
A pesar de las críticas y las horas de espera, una vez que Madonna subió al escenario, ofreció una actuación que dejó una impresión imborrable en la audiencia. Con un extenso repertorio de éxitos, la multitud parecía olvidar la larga espera y se sumergió en la energía y el encanto de la icónica cantante.
A pesar de la demora, una fuente cercana a Madonna atribuyó el retraso a problemas técnicos de sonido, desmintiendo la afirmación de que la tardanza había sido de tres horas. A pesar de esta explicación, el descontento entre los fans fue palpable, destacando la importancia de la puntualidad en eventos de esta magnitud.
El espectáculo de Madonna en Nueva York dejó una marca indeleble en la memoria de los asistentes, combinando la espera impaciente con una actuación memorable que, a pesar de las circunstancias, reafirmó el legado indiscutible de la Reina del Pop.
