Lo que iba a ser un viaje para sellar un compromiso amoroso terminó convirtiéndose en un regreso desgarrador. Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, una pareja de jóvenes diplomáticos vinculados a la embajada de Israel en Washington, fueron asesinados a tiros la noche del miércoles cuando salían del Museo Judío, en un ataque con motivación política que sacudió a la comunidad internacional.

La pareja acababa de asistir a un coloquio sobre el conflicto en Gaza, un evento dedicado al diálogo y la construcción de puentes entre comunidades. Testigos aseguran que el atacante, identificado como Elías Rodríguez, de 30 años, gritó “¡Palestina libre!” antes de abrir fuego contra ellos.

Ambos trabajaban en la embajada de Israel: él, de origen israelí y nacionalidad alemana, se desempeñaba en el área política; ella, estadounidense, en diplomacia pública. Se habían conocido hacía casi dos años y, según confirmó el embajador israelí Yechiel Leiter, Yaron había comprado un anillo de compromiso esa misma semana. Tenía planeado proponerle matrimonio a Sarah durante un viaje a Jerusalén.

Sarah, de 26 años, había vivido en Israel durante su adolescencia y trabajó con organizaciones que promueven el entendimiento entre israelíes y palestinos. Yaron, de 28 años, veterano del ejército israelí y con un máster en diplomacia, se definió como un defensor del diálogo regional. Su sueño era trabajar con América Latina, por la que sentía una fuerte conexión cultural.

“Amaba Israel, pero también a todas las personas que viven en Oriente Medio”, declaró su padre, Robert Milgrim, a la BBC.

El crimen, calificado como homicidio en primer grado, ha vuelto a encender las alarmas sobre el crecimiento del antisemitismo en Estados Unidos, donde los ataques de odio hacia la comunidad judía han aumentado un 36% desde 2018, según la Liga Antidifamación.

El presidente Donald Trump condenó el ataque en redes sociales, calificándolo como “un acto de antisemitismo que debe terminar ahora”.

Elías Rodríguez, el atacante, había sido denunciado por publicaciones en redes que reflejaban una creciente radicalización política. Según fuentes judiciales, participaba en foros donde circulaban teorías conspirativas y discursos de odio.

Ambos serán enterrados juntos la próxima semana en Jerusalén, en una ceremonia a la que asistirán familiares, amigos y representantes diplomáticos. Lo que iba a ser una celebración del amor y la esperanza, terminó con dos vidas truncadas por el odio.