Matthew Perry falleció a causa de los efectos agudos de la ketamina, una droga utilizada para tratar la depresión y como recreativa. El informe toxicológico reveló que Perry había recibido terapia de infusión de ketamina para la depresión y ansiedad una semana y media antes de su muerte.

Aunque la ketamina tiene una vida media de 3 a 4 horas, el nivel en su sistema en el momento de su fallecimiento no podía ser atribuido a esa terapia. La ketamina en su sistema causó estimulación cardiovascular y depresión respiratoria. No se encontraron rastros de otras drogas como alcohol, metanfetaminas, cocaína, heroína, PCP o fentanilo.
Factores contribuyentes a su muerte incluyeron ahogamiento, enfermedad de las arterias coronarias y efectos de la buprenorfina, usada para ayudar a superar la adicción a opioides. Aunque no se menciona cuántas veces había recibido terapia de ketamina en los meses previos a su muerte, seis meses antes, un nuevo médico había reducido la frecuencia del tratamiento al considerar que Perry estaba progresando. A pesar de que fumar no fue identificado como factor en su muerte, el informe señala que fumaba dos paquetes de cigarrillos al día y sufría de EPOC/enfisema y diabetes.
