Todo comenzó en 2010, cuando Assi aceptó una solicitud de amistad en Facebook de un hombre llamado Bobby, a quien había escuchado mencionar dentro de su comunidad sij. Lo que parecía una conexión inocente pronto se convirtió en algo mucho más oscuro. Después de años de charlas y mensajes, Bobby confesó su amor por Assi, quien creyó que finalmente había encontrado una pareja ideal. Sin embargo, Bobby nunca apareció en persona ni mostró su rostro, excusándose con historias cada vez más elaboradas, como haber estado en el programa de protección de testigos o haber sufrido un derrame cerebral.

A lo largo de los años, Assi fue manipulada emocionalmente, hasta el punto de renunciar a su trabajo y comprometerse con alguien que solo existía en línea. Finalmente, en 2018, la verdad salió a la luz: Bobby no era quien decía ser. Todo había sido parte de una compleja estafa, orquestada por alguien dentro de su círculo social.
Este documental, dirigido por Lyttanya Shannon y producido por Raw TV, se adentra en las secuelas emocionales del “catfishing”, un fenómeno que, aunque ampliamente conocido, sigue causando estragos en las vidas de sus víctimas. El caso de Assi pone en evidencia el peligro real que representan las identidades falsas en línea y cómo los estafadores pueden infiltrarse en la vida personal de sus víctimas de manera devastadora.
Aunque este no es el primer documental sobre “catfishing”, Sweet Bobby ha captado la atención por la duración del engaño y las profundas heridas emocionales que dejó en su víctima. A través del relato de Assi, se revela cómo los estafadores pueden crear una red de mentiras tan intrincada que las víctimas terminan atrapadas sin darse cuenta, creyendo que están en una relación genuina.
El documental también plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad de las plataformas sociales para prevenir este tipo de estafas. Assi ha presentado una demanda civil, una de las primeras de su tipo en el Reino Unido, en busca de justicia por el daño causado. Al contar su historia, espera generar conciencia sobre la necesidad de mayores salvaguardas en el mundo digital.
Sweet Bobby es un recordatorio escalofriante de que detrás de una pantalla, cualquiera puede convertirse en víctima de una identidad falsa, y que el daño psicológico puede ser tan real y devastador como cualquier otra forma de abuso.