El caso de la muerte de Liam Payne, exintegrante de One Direction, avanza en la justicia argentina. En las últimas horas, el Juzgado Criminal y Correccional N°34, a cargo de la jueza Laura Graciela Bruniard, procesó a cinco personas involucradas en los hechos que llevaron al fallecimiento del cantante el pasado 16 de octubre en el Hotel CasaSur, en Palermo, Buenos Aires.

Entre los imputados, dos de ellos, Braian Paiz y Ezequiel Pereyra, recibieron prisión preventiva. Ambos están acusados de suministro de estupefacientes a título oneroso, delito que contempla penas de entre 4 y 15 años de prisión. Además, fueron embargados por 5 millones de pesos y tienen 24 horas hábiles para presentarse ante el tribunal.

Por su parte, Rogelio Nores, empresario vinculado al cantante, fue imputado por homicidio culposo, sin pedido de detención, pero con un embargo de 50 millones de pesos y la prohibición de salir del país. También se procesó a Gilda Martín, gerenta del hotel, y a Esteban Grassi, encargado del establecimiento, bajo la misma acusación.

Liam Payne había llegado al Hotel CasaSur el 13 de octubre. Tres días después, el cantante cayó desde el balcón de su habitación en el tercer piso. Según los resultados de la autopsia, falleció debido a politraumatismos y hemorragias internas y externas. Los exámenes toxicológicos confirmaron la presencia de alcohol, cocaína y un antidepresivo en su organismo.

Las pruebas indican que Payne podría haber caído en un estado de inconsciencia provocado por el consumo de sustancias, lo que descartaría la intervención de terceros o un acto voluntario.

Braian Paiz, ex camarero de un restaurante de Puerto Madero, habría suministrado drogas al artista en dos ocasiones. Los investigadores encontraron mensajes entre ambos que detallaban la venta de estupefacientes. En uno de ellos, Paiz ofrecía “5 gramos de cocaína” y organizaba la entrega.

Ezequiel Pereyra, empleado del hotel, también está acusado de proveerle drogas al cantante en al menos dos oportunidades, incluida una entrega realizada el mismo día de su fallecimiento. Las cámaras del hotel captaron el momento en que el acusado entregó las sustancias en el subsuelo del edificio.

La gerente Gilda Martín y el encargado Esteban Grassi enfrentan cargos por homicidio culposo. Según las investigaciones, ambos habrían actuado de manera negligente al trasladar al cantante de regreso a su habitación tras notar que atravesaba una crisis de salud mental, en lugar de buscar asistencia médica de inmediato.

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