Una de las principales innovaciones en The Brutalist fue el uso del software Respeecher, una tecnología de IA que permite editar y mejorar las grabaciones de voz. Según Jancsó, la producción recurrió a esta herramienta para perfeccionar la pronunciación en húngaro de los actores principales, Adrien Brody y Felicity Jones, cuyo personaje también habla en húngaro. Ambos actores grabaron sus diálogos en el idioma, pero la IA se encargó de ajustar la pronunciación y hacerla lo más cercana posible a la de un hablante nativo, con el fin de mejorar la autenticidad de la interpretación.

Jancsó explicó que debido a la gran cantidad de diálogos en húngaro, la producción necesitaba acelerar el proceso de posproducción, lo que hizo que la IA fuera una solución práctica. “Podríamos haberlo hecho manualmente, pero la IA permitió que el proceso fuera mucho más eficiente”, comentó el editor. Esta metodología no reemplazó la actuación de los actores, sino que buscó perfeccionarla sin alterar el tono ni la esencia de las interpretaciones.
Además de los diálogos, The Brutalist también empleó IA generativa para crear ciertos detalles visuales en las escenas finales de la película. Esta tecnología permitió la creación de dibujos y edificios arquitectónicos que no se podían rodar debido a limitaciones de presupuesto o tiempo. Jancsó defendió el uso de la IA al señalar que, si bien estas imágenes no eran algo completamente nuevo en la industria, la herramienta agilizó enormemente el proceso de producción, permitiendo a los cineastas llevar a cabo una visión más ambiciosa dentro de los límites de su presupuesto.

El director Brady Corbet también respaldó el uso de la IA, explicando que su objetivo era preservar la autenticidad de las interpretaciones de los actores mientras aprovechaba las capacidades de la tecnología para ajustar detalles lingüísticos y visuales. “La IA no sustituyó la actuación de los actores ni alteró su desempeño. Se utilizó para afinar detalles específicos, siempre con el máximo respeto por el trabajo de los intérpretes”, aclaró Corbet en declaraciones a The Hollywood Reporter .
El uso de la inteligencia artificial en el cine ha generado un debate creciente en la industria. Mientras que algunos elogian las posibilidades que la tecnología ofrece para mejorar la eficiencia y la calidad de las producciones, otros críticos plantean preocupaciones sobre la autenticidad y la ética en su implementación. El caso de The Brutalist ha reavivado esta discusión, sobre todo por la introducción de una herramienta que ha sido utilizada habitualmente para tareas como la mejora de la voz, pero que ahora también se aplica en la creación de imágenes.
Este no es el único caso en el que la IA ha intervenido en una producción cinematográfica reciente. La película Emilia Pérez , dirigida por Jacques Audiard, también hizo uso del software Respeecher para modificar y mejorar las voces de los actores, lo que ha generado polémica dentro de la industria. Sin embargo, no todos los cineastas parecen tener reservas al respecto. El reconocido director Paul Schrader, por ejemplo, expresó en redes sociales que utilizó la IA para generar ideas de guiones de manera rápida y eficiente, sugiriendo que los escritores podrían beneficiarse de la tecnología en el proceso creativo.

El uso de inteligencia artificial en la industria del cine es un tema complejo y está evolucionando rápidamente. Si bien herramientas como Respeecher y la IA generativa parecen estar facilitando ciertas tareas en la postproducción, algunos temen que esta tecnología pueda reemplazar a los artistas humanos en algunas áreas, como la escritura, la actuación y la creación de contenido visual.