En una industria que mueve 32 mil millones de dólares, la marihuana ha evolucionado de ser una planta medicinal a un producto de consumo masivo, potente y accesible. Marcas como Stiiizy, la más vendida en Estados Unidos, y Cookies compiten por ofrecer productos con altos niveles de THC (el componente intoxicante del cannabis) a precios cada vez más bajos, mientras hacen afirmaciones sobre supuestos beneficios médicos que no han sido comprobados científicamente.

Stiiizy, por ejemplo, promete a sus clientes “colocarse de forma absurda por un precio asequible”, mientras que Cookies ha promocionado propiedades para “combatir el cáncer” y tratar enfermedades como el glaucoma o la enfermedad de Huntington. Sin embargo, estas afirmaciones no cuentan con el respaldo de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), lo que podría violar regulaciones federales y estatales.
La industria ha visto un incremento significativo en la potencia de los productos. Mientras que hace décadas el nivel de THC en la marihuana era inferior al 5%, hoy algunos productos alcanzan hasta el 99% de THC. Esto ha generado preocupación entre expertos en salud pública, quienes advierten sobre los riesgos de consumir cannabis tan concentrado, incluyendo adicción, psicosis y otros problemas de salud.

Un análisis del New York Times reveló que 16 de las 20 marcas más importantes de cannabis hacen afirmaciones sobre propiedades curativas que podrían violar las normas de la FDA. Estas afirmaciones incluyen el tratamiento de afecciones como depresión, ansiedad, insomnio, trastorno de estrés postraumático e incluso enfermedades como el párkinson. Aunque algunos estudios sugieren que el cannabis puede tener beneficios médicos, ningún producto disponible en dispensarios ha sido aprobado por la FDA.

A pesar de los esfuerzos de algunos estados por regular la industria, las normas son vagas y se aplican de manera desigual. Además, la presión de los grupos de lobby del cannabis ha evitado restricciones adicionales, argumentando que estas medidas llevarían a los consumidores al mercado ilegal. Mientras tanto, los expertos en salud pública piden mayor transparencia y regulación para proteger a los consumidores.
El aumento en la potencia y el acceso fácil al cannabis han llevado a un incremento en los casos de adicción y otros problemas de salud. Trapper Schoepp, un cantautor de 34 años, compartió su experiencia de dependencia al cannabis de alta potencia, que lo llevó a sufrir ansiedad severa y episodios de paranoia. Tras nueve meses de sobriedad, Schoepp sigue luchando contra los antojos.
La industria del cannabis enfrenta desafíos significativos, desde la competencia con el mercado ilegal hasta la creciente popularidad de compuestos derivados del cáñamo, como el Delta-8, que se venden con menos restricciones. Mientras las empresas buscan sobrevivir en un mercado volátil, los expertos advierten que la falta de regulación y las afirmaciones no comprobadas podrían poner en riesgo la salud de millones de consumidores.
Artículo completo: https://www.nytimes.com/2025/01/25/us/marijuana-thc-health-claims-potency.html