Según fuentes cercanas a TMZ, J Lo y Ben no están hablando ni en persona ni por teléfono. Este silencio ha hecho que su divorcio, que podría haberse resuelto rápidamente debido a su acuerdo prenupcial, se esté prolongando innecesariamente. La única propiedad que deben dividir es su mansión en Beverly Hills, actualmente en el mercado por $68 millones.

Ni Jennifer ni Ben han contratado abogados para manejar su divorcio. En su lugar, están utilizando a sus respectivos gerentes comerciales para resolver los aspectos financieros del proceso. Sin embargo, la falta de comunicación directa entre ellos está complicando las cosas.
Recientemente, Ben compró una casa en Brentwood por $20.5 millones, mientras Jennifer sigue buscando una nueva residencia. La compra de la casa por parte de Ben coincidió con el cumpleaños 55 de Jennifer, aunque no parece ser más que una coincidencia. A pesar de todo, está claro que la relación entre ambos es muy fría.
Anteriormente, TMZ informó que Ben y J Lo eventualmente contratarán abogados de divorcio, pero no se presentarán documentos legales hasta que lleguen a un acuerdo. Una vez que esto ocurra, el juez firmará los documentos y el divorcio será oficial.
Hasta que Jennifer y Ben comiencen a comunicarse nuevamente, el proceso de divorcio seguirá avanzando muy lentamente.