El caso de Hayden ha generado fascinación, burla, empatía y reflexión. ¿Qué puede estar fallando?
Una biografía singular: serpientes, pesca y filtros extremos
El perfil de Hayden en Tinder es, cuanto menos, específico: múltiples fotos de él pescando, una serpiente enroscada en su brazo, y una biografía que reza:
“Si no quieres pescar, no quiero nada. Mis vacaciones ideales son ir al desierto a buscar serpientes durante una semana. Actualmente tengo cerca de 33 serpientes.”
Ese nivel de nicho personal ha despertado sospechas entre otros usuarios. ¿Es posible que su escaso éxito se deba a su filtro brutalmente específico? ¿O simplemente refleja una honestidad brutal que lo convierte en el anti-héroe del amor online?
Según los datos que él mismo compartió, de los 2.020.459 perfiles que aprobó, solo 2.053 mujeres le dieron like de vuelta. A su vez, solo 1.269 de esas conexiones pasaron a una conversación, y finalmente, una sola chica aceptó encontrarse con él cara a cara.
Para algunos, el caso de Hayden es prueba del fracaso de las apps de citas como método real de conexión humana. Para otros, es una bandera de autenticidad radical en un océano de perfiles artificiales. Hayden no se adapta. Él se filtra a sí mismo.
A pesar de los escasos resultados, se muestra satisfecho. “No quiero salir con alguien que no entienda mi amor por las serpientes o la pesca. Prefiero estar solo que fingir que me gusta el brunch o los musicales.”
En una era en que la autenticidad es celebrada, el caso de Hayden abre una grieta incómoda: ¿cuánta autenticidad es demasiada? ¿Cuándo deja de ser una virtud y se convierte en obstáculo?
Su historia también sirve como espejo de cómo funcionamos en Tinder: más que un espacio para “conectar”, parece un gigantesco casino emocional donde algunos apuestan sin parar… y rara vez ganan.
Sea como fuere, Hayden ya es una especie de leyenda en los foros de Reddit, donde muchos lo han bautizado como “el pescador más desafortunado del amor”. Pero al final del día, él sigue sonriendo con su anzuelo y sus reptiles. Y quién sabe, tal vez en el desierto… encuentre algo más que serpientes.