En un descubrimiento arqueológico que arroja nueva luz sobre los secretos de Petra, los investigadores han encontrado una tumba oculta bajo el famoso edificio del Tesoro, un símbolo de la antigua ciudad nabatea en Jordania. Durante una reciente excavación, se encontraron 12 esqueletos humanos y una colección de ofrendas funerarias, todos preservados en una cámara que yacía intacta frente a la estructura, también conocida como Al Khazneh.

La investigación, liderada por un equipo de arqueólogos estadounidenses y jordanos y con la colaboración de Matthew Vincent y Pearce Paul Creasman, del Centro Americano de Investigación en Jordania, utilizó un radar de penetración terrestre para identificar áreas subterráneas frente al Tesoro. El geofísico Richard Bates explicó que esta tecnología había revelado cavernas y huecos en el terreno, señales de una posible red de estructuras escondidas. Esta confirmación impulsó una excavación que desenterró, además de los restos humanos, muros internos en la sala funeraria, una disposición arquitectónica no vista en otras áreas de Petra.

La tumba recién descubierta podría remontarse a una época anterior a la construcción del edificio del Tesoro, cuyo uso sigue siendo objeto de debate entre expertos. Algunos estudiosos creen que Al Khazneh fue concebido como tumba o escondite de riquezas, mientras que otros lo interpretan como un santuario funerario debido a sus ornamentadas columnas y relieves.

El equipo también contó con la presencia de un programa de televisión, Expedición a lo desconocido , que capturó el momento del descubrimiento. Este hallazgo, destacado recientemente en un episodio de Discovery Channel, ha despertado nuevamente el interés en la antigua ciudad de piedra y sus enigmas. Petra, la capital del reino nabateo hacia el siglo IV a. C., fue incorporada al Imperio romano en el año 106 d. C., y ha sido conocida desde entonces por sus imponentes estructuras excavadas en roca y declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Bates y su equipo planean realizar estudios más específicos para fechar los restos óseos, los cuales podrían abarcar el periodo del 400 a. C.al 106d. C., un rango temporal clave para entender la civilización nabatea. Aunque las investigaciones han avanzado, los arqueólogos señalan que aún queda mucho por descubrir bajo la superficie de Petra. Bates destacó la necesidad de recursos adicionales para explorar los espacios aún inexplorados que podrían guardar más secretos sobre esta enigmática cultura antigua.

“Este hallazgo no es el fin, sino el principio de una nueva fase de investigación en Petra”, concluyó Creasman, quien mantiene su optimismo sobre el futuro de las excavaciones y la colaboración entre investigadores jordanos y estadounidenses.

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