En la última gala de Gran Hermano, la tensión y la polémica se apoderaron del ambiente debido a la feroz pelea entre Furia y Mauro. La intensidad del enfrentamiento llevó a que Gran Hermano tomara medidas drásticas, sancionando a Furia con una nominación permanente hasta el final de su estadía en la casa. A pesar de los intentos de Santiago Del Moro por calmar la situación, la participante continuó con sus insultos y gritos, generando un ambiente de caos en la casa.

En las redes sociales, hubo opiniones divididas sobre el manejo del conductor y las acciones de Furia, con algunos espectadores expresando su apoyo hacia ella y otros exigiendo su expulsión del juego. Sin embargo, a pesar de la controversia, los números de audiencia indican que Gran Hermano continúa siendo un éxito, con un promedio de 20 puntos y picos de casi 22 en la última gala. Esto plantea la pregunta sobre si la producción alienta el conflicto por razones de rating, una cuestión que sigue generando debate entre los seguidores del programa.