En un comunicado publicado en su red social X, Musk agradeció a Trump “la oportunidad de reducir el gasto innecesario”, pero confirmó que dejará su puesto en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), el órgano que él mismo había impulsado para cortar el gasto y simplificar la burocracia federal.

La salida del magnate se produce tras meses de tensiones internas, diferencias ideológicas y desencuentros económicos, incluyendo su oposición al más reciente paquete de gasto aprobado por el Congreso, que Musk calificó como “decepcionante” y perjudicial para los esfuerzos de reducción del déficit.
Musk había prometido donar 100 millones de dólares a la operación política de Trump antes de las elecciones de 2026, pero hasta la fecha ese dinero no ha sido entregado. Fuentes cercanas a la Casa Blanca afirman que el distanciamiento entre ambos se ha vuelto notorio en los últimos meses, aunque formalmente mantienen una relación cordial.
Otro punto de conflicto fue un contrato millonario entre la administración estadounidense y OpenAI —empresa que Musk cofundó y luego abandonó— para construir un centro de datos en Abu Dhabi. Musk intentó que su firma xAI formara parte del acuerdo, sin éxito, lo que acentuó su sensación de exclusión.
El equipo DOGE, liderado por Musk, implementó medidas impopulares como obligar a empleados federales a reportar semanalmente sus logros bajo amenaza de despido. Muchas de esas políticas fueron rechazadas o revocadas. Varios de sus colaboradores, sin embargo, aún permanecen en puestos clave.
“Elon se dio cuenta de que cambiar Washington desde dentro es más difícil de lo que parecía”, comentó un funcionario bajo condición de anonimato. “Nunca entendió completamente cómo funciona la burocracia federal”.
En entrevistas recientes, Musk admitió haber dedicado “demasiado tiempo” a la política y que sus empresas habían sufrido por su implicación en el gobierno.
Musk que anunció reducirá su participación en temas políticos a “uno o dos días por semana” y se concentrará en Tesla, xAI y SpaceX. El martes, estuvo presente en el último lanzamiento de Starship, el vehículo con el que espera llevar humanos a Marte. Aunque el cohete explotó antes de completar su misión, calificó la prueba como un “gran avance”.
La administración Trump, por su parte, ha evitado referirse directamente al retiro de Musk. Algunos funcionarios, como Stephen Miller, respondieron a sus críticas a través de redes sociales sin mencionarlo por su nombre. Trump, consultado por la prensa, elogió la aprobación del paquete fiscal, pero evitó hablar de Musk.
Lo que comenzó como una alianza disruptiva entre el magnate tecnológico y el presidente republicano, termina ahora como una historia de desencanto político y prioridades personales redefinidas.