Cada año, el mundo genera más de 68 millones de toneladas de desechos electrónicos , un flujo constante de metales esenciales como oro, litio, cobalto y níquel, que en su mayoría terminan en vertederos o abandonados en cajones. Este deseo no solo representa una crisis ambiental sino también una pérdida económica monumental, equivalente a unos 60 mil millones de dólares anuales , según la ONU.

En Ikeja Computer Village, un bullicioso mercado de dispositivos electrónicos usados ​​en Lagos, Nigeria, miles de trabajadores como Baba Anwar reciclan dispositivos desechados manualmente. Con escasas medidas de seguridad, desmontan piezas en busca de metales reutilizables que luego se venden para generar ingresos modestos, a menudo arriesgando su salud.

En contraste, los países ricos desperdician la mayor parte de sus dispositivos electrónicos, ignorando que estos contienen metales esenciales que serán cruciales para la transición a una energía más limpia, como los necesarios para baterías de vehículos eléctricos y turbinas eólicas.

El auge de la tecnología y las energías renovables está llevando la demanda de metales como el litio y el níquel a niveles insostenibles. Se estima que, para 2050, el consumo de litio será 15 veces mayor al actual, lo que plantea una presión extrema sobre los recursos mineros.

Sin embargo, la minería a gran escala viene con costos ambientales devastadores: deforestación, contaminación de ríos y emisiones de carbono masivas. Además, los residuos tóxicos generados por estas operaciones ponen en peligro comunidades enteras y ecosistemas frágiles.

¿Una solución en el reciclaje?
Aunque solo el 22% de los desechos electrónicos a nivel mundial se recicla, los expertos sugieren que incrementar esta cifra podría aliviar la presión sobre los recursos naturales y reducir los impactos de la minería. Iniciativas globales están explorando cómo transformar el reciclaje de desechos electrónicos en una industria eficiente y sostenible, pero aún queda un largo camino por recorrer.

Mientras acumulamos dispositivos viejos y obsoletos en nuestros hogares, es crucial repensar su destino. Mejorar los sistemas de reciclaje y aprovechar este “tesoro escondido” no solo beneficiaría al planeta, sino que también impulsaría economías locales, especialmente en regiones como África occidental, donde el reciclaje ya es una forma de vida.

Artículo completo por The Wired:https://www.wired.com/story/a-dollar60-billion-a-year-climate-solution-is-sitting-in-our-junk-drawers/

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