Presentada durante la Semana de la Moda de París, esta singular pulsera ha generado un intenso debate en las redes sociales debido a su precio extravagante de 3000 euros. Mientras algunos la consideran una muestra de originalidad y sofisticación, otros la ven como un ejemplo de lujo absurdo y cuestionan su verdadero valor en comparación con su apariencia cotidiana.

A pesar de las críticas, la demanda por esta peculiar pieza ha sido sorprendente, agotándose rápidamente en todas las tiendas de Balenciaga. Este fenómeno plantea interrogantes sobre la relación entre el arte, la moda y el lujo en la sociedad contemporánea, evidenciando la capacidad de la marca para desafiar las convenciones y capturar la atención del público.