La actriz Adèle Haenel ha sido protagonista de una acusación que ha sacudido a la industria cinematográfica francesa. En 2019, Haenel denunció al director Christophe Ruggia por haberla agredido sexualmente cuando tenía solo 12 años. Este caso se ha convertido en el primer juicio relevante del movimiento #MeToo en Francia, y ha generado debates sobre el abuso de poder y la protección de las víctimas en la industria del cine.

En su testimonio ante el tribunal, Haenel describió cómo fue víctima de tocamientos sexuales durante tres años por parte de Ruggia, quien la había aislado durante los ensayos y rodajes. Relató cómo el director, de 36 años en ese momento, le profesaba su amor y la hacía sentir culpable por los abusos sufridos. Con un rostro visiblemente atormentado, Haenel le dijo a Ruggia: “Es usted un gran mentiroso”.
El caso de Haenel ha puesto en evidencia la resistencia del cine francés frente al movimiento #MeToo. Aunque en Hollywood se han destituido a varios hombres poderosos tras acusaciones de abuso sexual, Francia ha mostrado un panorama diferente. En 2019, después de que Haenel denunciara públicamente a Ruggia, la industria continuó siendo reticente a reconocer las problemáticas de abuso sexual.
En medio de la controversia, la figura de Ruggia, que hasta entonces era un director conocido por sus películas de justicia social, se derrumbó. Haenel, a pesar de su éxito en el cine, se sintió atrapada en un sistema que no protegía a las víctimas. Años después de los abusos, la actriz decidió finalmente hablar sobre lo sucedido, inspirada por un documental sobre Michael Jackson y las denuncias de abuso infantil.
El juicio ha sido exhaustivo, con una investigación rigurosa que ha incluido entrevistas a más de 26 personas, entre ellas miembros del reparto y equipo de la película Los diablos, en la que Haenel interpretó a una joven. La investigación ha revelado que muchos testigos vieron la relación entre Ruggia y Haenel como ambigua y malsana, aunque algunos defendieron al director, alegando que no vieron comportamiento inapropiado.
Haenel dijo que se negó a ver a Ruggia después de 2004, y la policía ha recogido dos cartas que él le envió años después. En ellas, escribió que el corazón le “estallaba en el pecho” tras verla un día en la calle, que su anhelo por ella era como una “herida” y que su amor por ella “siempre había sido sincero”.
Tras la investigación de Mediapart, la nueva película de Ruggia en la que participaban los actores adolescentes, L’émergence des papillons, quedó en suspenso y fue expulsado de la asociación de directores franceses. Declaró a la policía que otros proyectos que tenía en marcha también se habían suspendido por la investigación, y que perdió su trabajo en una prestigiosa escuela de teatro. Está viviendo de la asistencia social en Bretaña, cerca de la casa de sus padres, añadió.
Está previsto que el juicio dure unos dos días.