Un análisis reciente de la NASA ha encontrado que los cometas, particularmente el 67P/Churyumov-Gerasimenko, tienen una firma química similar a la del agua de nuestros océanos. Este hallazgo refuerza la teoría de que el agua de la Tierra podría haber llegado desde el espacio, transportada por cometas y asteroides hace millones de años.

La misión Rosetta de la ESA, que aterrizó en un cometa en 2016, permitió estudiar la proporción de hidrógeno e isótopos de útero, lo que reveló que el agua del cometa podría tener un origen común con la de nuestro planeta. Los nuevos análisis sugieren que las mediciones iniciales fueron afectadas por el polvo levantado durante la misión, lo que hace que la proporción se acerque más a la del agua terrestre.

Este descubrimiento podría cambiar lo que sabemos sobre el origen del agua en la Tierra, una de las grandes incógnitas científicas.