Un estudio publicado en Science acaba de revelar que una de las civilizaciones más antiguas del mundo, el asentamiento neolítico de Çatalhöyük (ubicado en la actual Turquía), funcionaba con una organización social centrada en las mujeres.

Gracias al análisis de ADN antiguo de 131 personas enterradas bajo las casas del poblado, los investigadores descubrieron que las líneas maternas eran la base del hogar: las hijas se quedaban en la vivienda familiar, mientras que los hijos varones solían marcharse al crecer. Este patrón se repite en la mayoría de los edificios excavados.

🔬 Además, las niñas recibían cinco veces más objetos funerarios que los niños, un claro indicio de prestigio simbólico y social desde la infancia.
Pero lo más sorprendente es que con el paso de los siglos, las casas dejaron de ser exclusivamente familiares. En los últimos periodos del asentamiento (que estuvo ocupado durante más de 1000 años), aparecen bebés sin parentesco genético con quienes los criaban, lo que sugiere formas de adopción o crianza colectiva, algo que resuena con ciertas prácticas actuales.
🌀 ¿Qué significa este hallazgo?
El estudio demuestra que el patriarcado no fue universal ni automático. Sociedades agrarias tempranas como la de Çatalhöyük podían estar organizadas en torno a mujeres, linajes maternos y redes de cuidado. Esta perspectiva contrasta con la estructura más patriarcal observada siglos después en Europa, cuyas sociedades neolíticas descendieron justamente de poblaciones de Anatolia.
📚 Fuente: Eren Yüncü et al., Science, 26 de junio de 2025.
🔗 DOI: science