Howard Rubin, exoperador de bonos de Salomon Brothers y figura destacada de Wall Street, fue arrestado recientemente acusado de tráfico sexual y abuso de mujeres en un lujoso ático de Manhattan, según informes de la fiscalía federal. El inmueble, ubicado en la Torre Metropolitana de Midtown, había sido acondicionado como un “calabozo” sexual, con una habitación insonorizada, pintada de rojo y equipada con dispositivos para someter a las víctimas.

Rubin, de 70 años, se hizo famoso en la década de 1980 por su participación en Salomon Brothers y luego en Merrill Lynch, donde estuvo implicado en operaciones de alto riesgo que provocaron pérdidas millonarias. Sin embargo, los fiscales ahora lo acusan de haber utilizado su posición y recursos para explotar sexualmente a mujeres durante más de una década.

Según la acusación, Rubin y su asistente personal, Jennifer Powers, reclutaron y pagaron a al menos media docena de mujeres, muchas con antecedentes de vulnerabilidad por adicciones o abuso previo. Aunque los encuentros se presentaban como prácticas consensuadas de bondage y sadomasoquismo, los fiscales aseguran que los actos excedían los límites acordados por las víctimas, incluyendo golpes, electroshocks y violaciones.

Rubin también habría suministrado drogas y alcohol a las mujeres, y mantenía estrictos acuerdos de confidencialidad que penalizaban cualquier denuncia con multas de hasta 500.000 dólares. Los fiscales señalan que la red operó entre 2009 y 2019, con un gasto total superior a un millón de dólares en alquiler, logística y pagos a las víctimas.
Rubin y Powers enfrentan cargos federales de tráfico sexual y transporte de personas a través de fronteras estatales con multas de prostitución, con posibles sentencias de cadena perpetua. Rubin se declaró inocente y su abogado sostiene que es un hombre de familia que desea continuar cuidando a sus nietos. La fiscalía, sin embargo, enfatiza su historial de intimidación hacia testigos y el riesgo de fuga debido a cuentas millonarias en el extranjero.
La historia de Rubin, ampliamente conocida en Wall Street, contrasta con su vida privada: mientras algunos lo recordaban como un operador astuto y figura de libros como Liar’s Poker , la fiscalía lo describiría ahora como un criminal que explotó sistemáticamente a mujeres vulnerables.