Las protestas contra las redes migratorias realizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) continúan expandiéndose a lo largo de Estados Unidos, provocando enfrentamientos con la policía, toques de queda y el despliegue de tropas federales. Lo que comenzó en Los Ángeles el pasado fin de semana se ha convertido en una ola de movilizaciones que alcanza ya a ciudades como Chicago, Nueva York y Milwaukee, con cientos de arrestos y escenas de tensión creciente.

En la ciudad de Los Ángeles, el epicentro de las manifestaciones, más de 380 personas han sido detenidas desde el sábado. Las protestas surgieron tras una serie de redadas agresivas que ICE lanzó en múltiples puntos del área metropolitana, incluyendo centros laborales y estacionamientos de tiendas como Home Depot.

La alcaldesa Karen Bass decretó un toque de queda nocturno en una zona crítica del centro, donde se reportaron 23 comercios saqueados y múltiples actos de vandalismo . “Si no viven o trabajan en el centro de Los Ángeles, eviten la zona”, advirtió Bass, mientras los edificios del distrito amanecían cubiertos de grafitis y con presencia militar en las inmediaciones.

La respuesta del gobierno federal ha intensificado el conflicto político. El presidente Donald Trump ordenó el despliegue de 4.000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines en servicio activo para “garantizar el orden y proteger la propiedad federal”, una acción que fue inmediatamente rechazada por el gobernador de California, Gavin Newsom .

En un discurso televisado, Newsom acusó a Trump de “extralimitarse ilegalmente” y alertó a otros estados: “California puede ser el primero, pero no será el último. La democracia está siendo atacada ante nuestros ojos”.

El despliegue de marines, provenientes del 2.º Batallón del 7.º Regimiento, ha sido criticado por no haber coordinado previamente con las autoridades locales. Aunque el Pentágono afirma que las tropas no realizarán detenciones y solo brindarán apoyo logístico, las imágenes de militares con escudos antidisturbios han encendido aún más el debate.

En Nueva York , cientos de manifestantes marcharon por el Bajo Manhattan portando pancartas con consignas como “ICE fuera de Nueva York”. La protesta culminó con más de 20 arrestos y varios enfrentamientos con la policía, especialmente en las cercanías de la sede principal del ICE.

El alcalde Eric Adams condenó la violencia pero se negó a permitir la intervención federal, mientras la jefa del NYPD, Jessica Tisch , insistió en que su departamento no delegará la seguridad en fuerzas externas.

Por su parte, en Chicago , miles de personas salieron a las calles en dirección al distrito financiero. La protesta terminó en caos cuando un conductor arrolló a un manifestante mientras la policía impedía el paso hacia el Trump International Hotel. El origen de la ira en la ciudad fueron las recientes detenciones de inmigrantes indocumentados , varios de ellos citados en oficinas del ICE para controles rutinarios y posteriormente arrestados.

En Milwaukee , cientos se congregaron agitando banderas mexicanas y estadounidenses para protestar por las redadas recientes. En Texas , el gobernador Greg Abbott anunció que desplegará la Guardia Nacional para “mantener el orden” con anticipación a protestas previstas en Dallas y Austin .

Las protestas estallaron tras la nueva estrategia del ICE de ejecutar redadas públicas masivas en centros de trabajo y espacios abiertos, una táctica más visible y agresiva que ha generado miedo en comunidades enteras. Según fuentes federales, estas operaciones continuarán a diario durante al menos un mes , lo que podría avivar aún más las manifestaciones a nivel nacional.

La estrategia de Trump de militarizar la respuesta a las protestas migratorias está abriendo un nuevo frente de conflicto institucional. Gobernadores demócratas, alcaldes, comunidades migrantes y organizaciones de derechos civiles están desafiando abiertamente lo que consideran una violación de las libertades civiles y del pacto federal. Lo que comenzó como un operativo migratorio se ha convertido en un choque político, social y legal .

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