El lunes 26 de mayo de 2025, Liverpool estaba de fiesta. La ciudad vestía de rojo, y las calles vibraban con cánticos, banderas y fuegos artificiales. Después de años de espera, por fin los aficionados del Liverpool FC podían celebrar en público un nuevo título de la Premier League. Pero lo que comenzó como un día histórico de camaradería futbolística terminó teñido de tragedia cuando un vehículo arremetió contra la multitud en pleno centro de la ciudad.

Water Street, una de las arterias más emblemáticas del corazón de Liverpool, era solo uno de los muchos puntos a lo largo de las 10 millas del desfile donde se congregaron cientos de miles de personas. Turistas y locales compartían cervezas, selfies y abrazos, desafiando el clima lluvioso para vivir un momento que llevaban años esperando.

Para familias como la de Paul O’Brien, que viajó desde Irlanda para el evento, la jornada era un homenaje no solo al equipo, sino a todo lo que representa: pasión, historia y resiliencia. Pero ese clima festivo fue interrumpido abruptamente a las seis de la tarde.
Un vehículo oscuro irrumpió a gran velocidad en la zona peatonal de Water Street, embistiendo a decenas de personas. En cuestión de segundos, el bullicio futbolero se transformó en gritos de pánico y carreras desesperadas por salvar vidas.
Más de 50 personas resultaron heridas, 27 de ellas fueron hospitalizadas, incluidas un menor y un adulto en estado grave. Cuatro víctimas tuvieron que ser rescatadas de debajo del coche.
“Fue como una escena de guerra”, relató un testigo. “Solo recuerdo a la gente empujándose, tratando de apartar a los niños. Si no nos hubieran movido, podríamos haber sido nosotros”.
Liverpool no es ajena al dolor colectivo. En 1989, 97 aficionados del club murieron aplastados en el desastre de Hillsborough. Más recientemente, la ciudad fue escenario de otros incidentes violentos, como la explosión frente al Hospital de Mujeres en 2021 y el ataque con cuchillo en Southport en 2024.
Pero este nuevo episodio fue particularmente devastador por el contraste: de la euforia absoluta a la tragedia inexplicable en cuestión de segundos.
“¿Cómo alguien pudo hacer algo así?”, se preguntaba Rebecca Hasted, una aficionada del club que vio los videos del ataque en redes sociales. “Era un día que esperábamos desde hace años. Y se convirtió en una pesadilla”.
Mientras las autoridades investigan las motivaciones del atacante —un hombre británico de 53 años que está bajo custodia— la ciudad comienza a sanar, otra vez. El club aún no ha emitido un comunicado oficial más allá de expresar su “profunda tristeza y solidaridad con las víctimas y sus familias”.
A pesar del trauma, las muestras de valentía ciudadana no se han hecho esperar. Testigos cuentan cómo varias personas arriesgaron su seguridad para proteger a niños y ancianos. “La gente de Liverpool fue increíble”, dijo O’Brien. “Muchos reaccionaron sin pensarlo para salvar a otros”.