En un giro sin precedentes, el gobierno de Corea del Sur ha admitido oficialmente que, durante décadas, sus agencias de adopción falsificaron documentos y cometieron graves irregularidades en el proceso de adopción internacional. Un informe publicado por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación del país ha sacado a la luz el oscuro legado de las adopciones en el extranjero, revelando que miles de niños fueron enviados con identidades falsas y sin el consentimiento de sus padres biológicos.

Un sistema basado en el engaño

La investigación de la comisión reveló que las agencias de adopción, en un intento por hacer que los niños fueran más “adoptables”, modificaban registros para presentarlos como huérfanos, incluso cuando tenían padres vivos. En algunos casos, cuando un bebé fallecía antes de ser enviado al extranjero, otro niño era entregado bajo su nombre.

Entre las prácticas denunciadas se encuentra el hecho de que los directores de las agencias privadas de adopción actuaban como tutores legales de los menores, permitiendo su salida del país sin el consentimiento de sus familias. Además, se descubrió que muchos bebés fueron transportados al extranjero “como equipaje”, sin las debidas condiciones de seguridad.

Las adopciones como negocio

La comisión también documentó cómo la industria de la adopción se convirtió en un negocio lucrativo. En 1988, por ejemplo, una agencia llamada Korea Social Service cobraba a las familias adoptivas extranjeras una tarifa de adopción de 1500 dólares, más una “donación” de 400 dólares por niño. Parte de estos fondos se utilizaban para conseguir más niños, convirtiendo el proceso en un sistema con fines de lucro.

El auge de estas adopciones alcanzó su punto máximo en la década de 1980, cuando en 1985 se enviaron 8837 niños al extranjero. La mayoría de ellos fueron adoptados por familias en Estados Unidos y Europa. Noruega y Dinamarca ya han iniciado investigaciones sobre las irregularidades en la adopción de niños surcoreanos, mientras que Estados Unidos, el país que recibió la mayor cantidad de niños, aún no ha tomado medidas similares.

Un paso hacia la verdad y la justicia

Para los adoptados surcoreanos en el extranjero, esta admisión representa un momento crucial en su lucha por el reconocimiento y la justicia. Peter Moller, un adoptado en Dinamarca y activista por la verdad en las adopciones, celebró el informe de la comisión:

“Este es un momento por el que hemos luchado: la decisión de la comisión reconoce lo que los adoptados hemos sabido durante tanto tiempo: que el engaño, el fraude y los problemas del proceso de adopción coreano no pueden permanecer ocultos.”

Casos como el de Mia Lee Sorensen ejemplifican el impacto de estas prácticas. Adoptada en Dinamarca en 1987, encontró a su familia biológica en 2022, solo para descubrir que sus padres la creían muerta. Según su relato, su madre biológica se desmayó en el parto y, al despertar, le dijeron que su bebé había fallecido.

Aunque la Comisión de la Verdad no tiene el poder de procesar a las agencias responsables, el gobierno está obligado por ley a seguir sus recomendaciones, lo que podría incluir una disculpa oficial y reformas en el sistema de adopciones.

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