El doctor Chris van Tulleken, infectólogo del Hospital de Enfermedades Tropicales de Londres y profesor del University College, ha sido una voz crítica en el debate sobre los alimentos ultraprocesados. En su más reciente libro, Gente Ultraprocesada: Por qué comemos cosas que no son comida y por qué no podemos dejar de comerlas.

La adicción alimentaria: un problema creado

Van Tulleken destaca que muchos científicos de la industria alimentaria admiten abiertamente que sus productos son diseñados específicamente para crear dependencia. Utilizando técnicas de laboratorio similares a las empleadas por la industria del tabaco en los años 80, las grandes corporaciones como Nestlé, Pepsico y Coca-Cola desarrollan alimentos que, debido a su combinación de sal, azúcar y grasa, estimulan el consumo compulsivo. Esto ha llevado a que los alimentos ultraprocesados ​​estén presentes en todas partes: aeropuertos, supermercados y oficinas.

El médico británico experimentó en carne propia los efectos nocivos de estos productos al someterse a una dieta basada casi exclusivamente en ultraprocesados. Los resultados fueron alarmantes, lo que lo llevó a investigar más profundamente las consecuencias de estos alimentos en la salud pública.

Regulación urgente: la solución está en manos de los gobiernos

Para Van Tulleken, el poder de estas corporaciones es inmenso y el problema va más allá de la responsabilidad individual. Argumenta que, al igual que con el tabaco, se necesitan regulaciones estrictas para limitar el consumo de ultraprocesados. Sugiera la implementación de advertencias más visibles en los envases, impuestos más agresivos sobre los productos más nocivos y la prohibición de su publicidad, especialmente dirigida a los niños.

Aunque países como Chile, México, Argentina y Brasil han comenzado a implementar políticas para controlar el consumo de ultraprocesados, aún hay mucho por hacer a nivel global. Según el médico, el conflicto de intereses sigue siendo un obstáculo importante, con investigadores y grupos de salud financiados por las mismas compañías que fabrican los alimentos ultraprocesados.

Un sistema diseñado para enfermar.

El libro de Van Tulleken no solo denuncia el poder de las corporaciones, sino que también llama la atención sobre la paradoja de la industria alimentaria y farmacéutica: mientras una vende productos que generan enfermedades, la otra ofrece las soluciones en forma de medicamentos. Sin embargo, advierte que aunque los fármacos pueden ser útiles, no abordan el problema de raíz: la necesidad de reformar el sistema alimentario para evitar que las personas se enfermen en primer lugar.

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