El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, reconoció públicamente: “Tienen razón, fue una mala decisión” y anticipó que ya no autorizarán este tipo de espectáculos en la vía pública: “No permitirlos es la mejor opción”.
Durante la presentación, se reportaron quejas por la instalación de generadores sobre veredas, la ausencia de baños químicos visibles y dificultades de tránsito en toda la zona. Un operativo de seguridad y limpieza que costó al Gobierno porteño 18 millones de pesos tampoco logró evitar el malestar generalizado.
Macri señaló que los costos y las sanciones recaerán sobre los organizadores del evento, y que se buscará trasladar futuros espectáculos a zonas menos pobladas del sur de la Ciudad. A pesar de la promesa de un show breve y controlado, las imágenes virales y los testimonios de vecinos revelaron lo contrario: empujones, desmayos, calles colapsadas y comercios cerrados por prevención.
La gestión porteña enfrenta ahora críticas por una aparente falta de criterio frente a eventos masivos, en contraste con la rigurosidad en otros contextos públicos. La discusión sobre dónde y cómo deben realizarse este tipo de espectáculos sigue abierta.