Annie Chen no fumó un solo cigarro en su vida. Aun así, a los 48 años, recibió un diagnóstico devastador: cáncer de pulmón en etapa 4. Tiene una hija de 11 años, un esposo enfermo y una hipoteca. Y ninguna explicación clara.

Durante dos años, sus quejas de falta de aire fueron descartadas por médicos que asociaban el cáncer de pulmón exclusivamente al tabaquismo. Pero como la experiencia de Annie demuestra, ese paradigma ya no es suficiente. Hoy, hasta un 25% de los casos de cáncer de pulmón en el mundo ocurren en personas que jamás han fumado.

Y en ciertos grupos como mujeres asiáticas y asiático-americanas el porcentaje supera el 50%.


Dejó de ser el “cáncer del fumador”

“La imagen que aún tenemos es la del Marlboro Man”, dice la Dra. Heather Wakelee, jefa de oncología de la Universidad de Stanford. “Pero en muchos casos, ya no es así. Y no sabemos por qué”.

El cáncer de pulmón sigue siendo el más letal en EE. UU., aunque las tasas de incidencia y mortalidad han caído gracias a la disminución del tabaquismo. Lo inquietante es que los casos entre no fumadores no solo persisten, sino que parecen crecer en número y complejidad.


¿Qué lo está causando?

1. Contaminación del aire

Un estudio reciente publicado en Nature, liderado por la Dra. Maria Teresa Landi del Instituto Nacional del Cáncer, halló una correlación directa entre niveles elevados de contaminación atmosférica y mutaciones genéticas en tumores de pulmón. Las regiones analizadas incluyen Hong Kong, Taiwán y Uzbekistán.

No solo el aire contaminado daña directamente el ADN, sino que también acelera la división celular, lo que aumenta la probabilidad de formación de tumores.

Annie Chen no fue la única. Sandra Liu, otra mujer sin historial de tabaquismo, descubrió su cáncer en un chequeo médico de rutina durante una visita a China. Ambas comparten antecedentes familiares de cáncer pulmonar. ¿Coincidencia? No, según los expertos.

“Puede ser genética, entorno compartido o ambas”, explica el Dr. Jae Kim, jefe de cirugía torácica en City of Hope.

En fumadores, el cáncer suele surgir tras décadas de acumulación de mutaciones. Pero en no fumadores, una sola mutación “driver” puede ser suficiente para desencadenar la enfermedad. Esto explicaría por qué muchos pacientes jóvenes sin historial de tabaquismo son diagnosticados en etapas avanzadas.


¿Y si el enemigo está en casa?

Otros factores posibles incluyen:

  • Exposición al radón, al asbesto o a compuestos usados en medicina tradicional como el ácido aristolóquico (prohibido en Taiwán desde 2003).
  • Cocinar con aceites a altas temperaturas.
  • Historial de tuberculosis u otras enfermedades pulmonares.

En EE. UU., estos factores son poco comunes, pero las mujeres asiático-americanas siguen teniendo el doble de probabilidades de padecer este cáncer comparado con otros grupos femeninos.

Un equipo de investigadores en California liderado por las Dras. Wakelee y Scarlett Gomez está explorando la interacción entre genética, contaminantes ambientales y susceptibilidad étnica en mujeres asiático-americanas no fumadoras.

“Queremos poder identificar factores de riesgo concretos, como ya se hace en cáncer de mama o de colon”, explica la Dra. Gomez.


Actualmente, los programas de cribado en EE. UU. se enfocan únicamente en personas de entre 50 y 80 años con al menos 20 años fumando un paquete diario. Esto deja fuera a la mayoría de los no fumadores, y conduce a diagnósticos tardíos.

Taiwán ya implementó un programa piloto para no fumadores con antecedentes familiares. El resultado fue prometedor: se detectó cáncer en el 2,6% de los participantes.

En EE. UU., un estudio similar con mujeres asiáticas de entre 40 y 74 años también reveló tasas comparables. Pero ampliar el tamizaje requiere precaución. Más estudios podrían significar más falsos positivos, cirugías innecesarias o el tratamiento de tumores que tal vez nunca causarían daño.


Leah Phillips, de 43 años, fue diagnosticada erróneamente con asma, luego con ansiedad, después con neumonía. Cuando finalmente descubrieron que tenía cáncer de pulmón metastásico, le dieron entre 6 y 12 meses de vida.

Hoy, cinco años después, sigue en tratamiento gracias a una terapia dirigida a su mutación genética específica. Ya vio graduarse a dos de sus tres hijos. “Ahora tengo que llegar a la graduación del siguiente”, dice.

Leah cofundó una organización sin fines de lucro: Young Lung Cancer Initiative, para crear conciencia sobre esta nueva realidad. Aún hoy, la miran con incredulidad cuando cuenta que tiene cáncer de pulmón, pero nunca fumó.

“Esto ya no es el cáncer de tu abuelo”, repite. Y tiene razón.


El cáncer de pulmón en no fumadores ya no es una anomalía. Es un desafío urgente para la ciencia, la medicina y las políticas públicas. Mientras los investigadores siguen indagando en el genoma, la contaminación y las herencias familiares, la pregunta ya no es si este tipo de cáncer existe, sino cómo enfrentarlo.

El humo ha desaparecido. El peligro, no.

Por The nytimes :https://www.nytimes.com/2025/07/22/well/lung-cancer-nonsmokers.html

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