El cantautor argentino Andrés Calamaro protagonizó un momento de alta tensión durante su concierto del sábado en la Arena Cañaveralejo de Cali, Colombia, cuando abandonó brevemente el escenario tras ser abucheado por el público luego de defender la tauromaquia en plena interpretación de Flaca . Lo que parecía el final abrupto del show dio un giro inesperado: tras ser advertido —al parecer— de que aún tenía canciones pendientes y un contrato firmado, el músico recapacitó, regresó a escena y fusionó su repertorio.

Todo ocurrió en un contexto especialmente sensible: la Arena Cañaveralejo, sede del concierto, fue una plaza de toros hasta que el Congreso colombiano prohibió las corridas, medida que entrará en vigor en 2027 pero que ya ha comenzado a transformar espacios y sensibilidades. Durante la canción Flaca , Calamaro tomó una chaqueta roja y realizó unas lanzas al aire, imitando los movimientos de un torero. Esto generó murmullos que rápidamente escalaron en abucheos y silbidos.
El músico no esquivó la controversia y, tras dejar caer la chaqueta y el micrófono, dedicó el gesto “a los toreros, ganaderos, banderilleros y aficionados que se quedan sin lugar porque votaron por eso”. La desaprobación aumentó, y Calamaro respondió con contundencia: “Lo siento. Están cancelados y bloqueados. ¡Hasta nunca!”, mientras abandonaba la tarima, dejando desconcertada a su banda.
Sin embargo, poco después, y según testigos presenciales, alguien del equipo le recordó al artista que aún quedaban temas por tocar y que había un contrato firmado. Calamaro decidió regresar al escenario y completar el espectáculo. Más tarde, en sus redes sociales, el músico aclaró que su presentación en Cali incluyó las 22 canciones previstas en el repertorio y que su salida del escenario fue solo por “dos minutos durante un pasaje instrumental”.
En su publicación también volvió a defender la tauromaquia como expresión cultural y comparó su situación con otras minorías culturales como los cinéfilos o los lectores, en una crítica velada al clima político y social que considera restrictivo. Compartió además una foto de la estatua de Joselillo de Colombia , símbolo del toreo nacional, reafirmando su postura.
La reacción del público en redes sociales ha sido mixta: mientras algunos calificaron el acto de Calamaro como una falta de respeto hacia los asistentes, otros aplaudieron su coherencia con sus ideales taurinos, incluso en un entorno adverso. La polémica continúa.