Tras los ataques aéreos lanzados por Estados Unidos durante el fin de semana contra instalaciones nucleares en Irán, las primeras evaluaciones sugieren que el sitio de enriquecimiento de Fordo ha sufrido daños importantes, pero no ha sido completamente destruido, según fuentes militares de Estados Unidos e Israel.

El presidente Donald Trump afirmó públicamente que el ataque había logrado “completa y destruir totalmente” las capacidades nucleares de Irán, pero esta declaración no coincide con los análisis iniciales de expertos militares y de inteligencia. Imágenes satelitales recientes muestran cambios visibles en el terreno que indicarían impactos directos en las estructuras externas, aunque el núcleo subterráneo del complejo sigue siendo objeto de evaluación.

Fordo es considerado uno de los sitios nucleares más protegidos de Irán, construido en una zona montañosa y reforzado para resistir ataques aéreos. Según funcionarios estadounidenses, se utilizaron bombas antibúnkeres GBU-57, diseñadas específicamente para penetrar instalaciones subterráneas profundas. Sin embargo, fuentes del Pentágono han señalado que incluso con ese tipo de municiones, la destrucción completa de la instalación era poco probable.

El ejército israelí, que también está analizando las consecuencias del operativo, indicó que el complejo sufrió “daños graves”, pero reconoció que Irán podría haber trasladado equipos sensibles y materiales nucleares antes del ataque. Fotografías aéreas previas mostraron una cantidad inusual de camiones saliendo del lugar en los días anteriores.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, declaró que se están llevando a cabo evaluaciones técnicas para determinar la magnitud de los daños. Hasta el momento, Irán no ha publicado detalles sobre posibles pérdidas materiales o alteraciones en su programa nuclear.

Analistas del Centro de Estudios de Código Abierto en Londres, que han examinado imágenes satelitales posteriores al ataque, han identificado zonas con acumulación de polvo y alteraciones del terreno cerca de las entradas del complejo, lo que sugiere impactos superficiales. No obstante, la profundidad y extensión del daño estructural aún está siendo analizada.

En tanto, voceros del Departamento de Defensa han indicado que tomará varios días concluir una evaluación completa. “Los daños fueron considerables, pero todavía no podemos confirmar si la instalación quedó inoperativa en su totalidad”, expresó un alto funcionario estadounidense bajo condición de anonimato.

Aunque el impacto operativo a largo plazo sobre el programa nuclear iraní está por determinarse, varios expertos coinciden en que el ataque podría haber retrasado sus avances entre dos y cinco años. Sin embargo, subrayan que el monitoreo continuo será clave para verificar la evolución real del programa en los próximos meses.

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