Aníbal Lotocki, médico condenado por lesiones que resultaron en la muerte de Silvina Luna, se ha adaptado sorprendentemente rápido a su nueva vida tras las rejas en la cárcel de Ezeiza.

Alojado en el pabellón B del módulo, Lotocki ha establecido una presencia particular en la prisión. Con solo 55 días desde su encarcelamiento, ha pasado por distintas áreas antes de llegar a su ubicación actual. Su llegada al pabellón común despertó interés entre los reclusos, ya que es conocido por su posición económica. Su encuentro con Marcelo D’Alessio, el polémico falso abogado, ha llamado la atención. D’Alessio, vinculado a casos de extorsión y lavado de dinero, ha compartido tiempo y conversaciones con Lotocki.

El médico recibe visitas periódicas, principalmente de su círculo cercano, incluyendo a sus abogados y su esposa, María José Favarón. Además, sus familiares le envían dinero a través del sistema de cantina, permitiéndole adquirir productos desde el exterior.

En el ámbito judicial, Lotocki enfrenta cargos por la muerte del empresario Cristian Zarate y la de Silvina Luna, junto con otras denuncias presentadas por sus antiguos pacientes. Aunque realiza actividades físicas en el patio, aún no se ha unido a cursos ofrecidos por la prisión, una oportunidad para reducir penas.Su futuro legal se vislumbra tumultuoso, con juicios pendientes que podrían resultar en largos años de prisión, incluido un posible juicio por homicidio con dolo eventual con una pena máxima de 25 años.

El tiempo de Lotocki tras las rejas está marcado por la incertidumbre judicial y la adaptación a una vida carcelaria que apenas comienza.