Hace 50 años, Steven Spielberg tenía solo 27 años cuando aceptó dirigir Tiburón. Lo que parecía una simple película de terror basada en una novela se transformó en un rodaje infernal que casi arruina su carrera antes de empezar.

La producción fue un caos: el tiburón mecánico, apodado “Bruce”, se rompía constantemente y nunca había sido probado en agua salada. En una ocasión, incluso se hundió en el fondo del mar. Se suponía que el rodaje duraría 55 días, pero terminó tomando más de 150, y el presupuesto se triplicó.

Como si eso fuera poco, Robert Shaw el actor que interpretaba al cazador de tiburones bebía tanto que un día tuvieron que cargarlo borracho al barco y suspender las grabaciones. Spielberg, joven e inexperto, intentó complacerlo dejándolo tomar unos tragos antes de filmar el icónico monólogo de Quint. Resultado: Shaw se desmayó y no recordó nada al día siguiente.

“Fue una pesadilla”, dijo Spielberg años más tarde. Tanto así que no volvió para Tiburón 2. “Nunca más quise acercarme al agua”.

Lo irónico: todo ese caos terminó creando uno de los mayores clásicos del cine moderno, recaudando más de 470 millones de dólares y dando origen al concepto de blockbuster veraniego.
El tiburón casi lo devora todo, pero Spielberg sobrevivió… y cambió el cine para siempre.

Comparte si te ha gustado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Previous post Tyler Perry estrena éxito en Netflix… y le explota una demanda por acoso sexual
Next post ESPAÑA EN LLAMAS: SEXO, POLÍTICA Y CORRUPCIÓN